Una de las ventajas principales de la consola es que el administrador sólo tiene que abrir una sesión para utilizar cualquiera de las aplicaciones registradas.
Además, cuando una aplicación maneja objetos ubicados en diferentes máquinas, el administrador puede, desde la misma sesión, ejecutar cualquier aplicación que resida en cualquier máquina de la red sin necesidad de acceder por separado a cada una de ellas, aunque esto sólo es posible si todas las máquinas de la instalación están configuradas para aceptar los mismos datos de identificación y contraseña del usuario.